París se ha convertido en un referente mundial en la transformación del espacio urbano hacia una movilidad más sostenible. Gracias a políticas valientes e innovadoras, la capital francesa ha experimentado una auténtica "revolución de la bicicleta", demostrando que el cambio hacia ciudades más verdes y saludables es posible. Pero, ¿es viable trasladar esta experiencia a otras ciudades?
En los últimos años, París ha implementado medidas que han transformado su paisaje urbano:
Planificación a largo plazo
Las ciudades deben establecer un plan estratégico para la movilidad sostenible, con objetivos claros y un calendario de implementación. La participación ciudadana es clave para garantizar su aceptación.
Infraestructura de calidad y continuidad
Una red de carriles bici conectados y seguros es esencial. Otras ciudades pueden empezar transformando carriles de tráfico motorizado en carriles bici protegidos y asegurarse de que estas rutas cubran los trayectos más habituales.
Educación y cultura ciclista
Fomentar el uso de la bicicleta requiere un cambio cultural. Campañas de sensibilización, formación para ciclistas y conductores, y actividades comunitarias pueden ayudar a normalizar su uso.
Incentivos para los usuarios
París ha implementado programas como subvenciones para la compra de bicicletas eléctricas. Otras ciudades pueden adaptar estas políticas para favorecer el uso de medios de transporte sostenibles.
Reducción del tráfico motorizado
Implementar zonas de bajas emisiones y limitar la velocidad no solo mejora la seguridad de los ciclistas, sino que también reduce la contaminación.
Colaboración pública y privada
Los programas de bicicletas compartidas como Vélib’ son un ejemplo de cómo los ayuntamientos pueden trabajar con el sector privado para facilitar el acceso a la movilidad sostenible.
Para profundizar en cómo las ciudades pueden aprender de la revolución ciclista de París, hemos hablado con Mathieu Labey, CEO de Wheelskeep, una empresa asociada de in-move by Railgrup, especializada en soluciones para la gestión y seguridad de bicicletas urbanas.
¡Solo cosas buenas! Ver cómo la ciudad y muchas calles se han vuelto más tranquilas, más agradables y seguras para moverse en bicicleta. Ahora es posible volver a conversar en una terraza o en la calle sin el ruido del tráfico.
Cada vez hay más bicicletas y más personas descubriendo el placer de moverse en ellas. Los niños aprenden desde pequeños la alegría de andar en bicicleta por el centro de la ciudad, felices y libres en sus propias bicis.
Además, la contaminación por gases de escape ha disminuido considerablemente. El centro de París ha mejorado la calidad del aire gracias a la reducción del tráfico de automóviles.
Sin embargo, el robo de bicicletas sigue siendo un problema creciente. Se ha profesionalizado con el aumento de la demanda y el precio medio de las bicicletas en alza. También se ven muchas bicicletas abandonadas en los aparcabicis públicos o atadas a postes y estaciones de metro. Poco a poco, estas bicicletas son desmanteladas y recicladas de manera informal, hasta que solo queda el cuadro. Se pueden ver por todas partes, sin ruedas, deterioradas y oxidadas.
El robo sigue siendo una barrera importante para el uso de la bicicleta. Su erradicación podría multiplicar su uso por tres o cuatro veces. Eso es lo que creo que Wheelskeep puede aportar: una solución inmediata, simple y adaptable en cualquier lugar, ofreciendo una seguridad del 100 % para los ciclistas, que ahora poseen vehículos con un valor medio de 2.000 €, llegando hasta 10.000 € en el caso de las bicicletas de carga.
Nuestra experiencia en Wheelskeep demuestra que, con aparcamientos 100 % seguros y percibidos como tales, el número de bicicletas aumenta hasta tres veces. Estos datos han sido también confirmados por el equipo de los Juegos Olímpicos de París 2024.
París ha reducido el tráfico de automóviles, lo que ha sido clave para facilitar este cambio de movilidad, especialmente entre las nuevas generaciones. El aumento de los atascos ha llevado a muchos automovilistas a abandonar el coche para no sufrir el tráfico, y el sistema de transporte se ha ido adaptando a esta realidad.
Los jóvenes parisinos prefieren medios de transporte más flexibles, sin horarios fijos ni interrupciones en las líneas de transporte público. Además, están más concienciados sobre las emisiones de carbono y su impacto en el medio ambiente.
Gracias a la gran cantidad de carriles bici, desplazarse en bicicleta por París es un auténtico placer. Se puede disfrutar de la ciudad sin ruido y, en trayectos de menos de 5 km, es incluso más rápido que el metro o el coche.
Incluso los automovilistas que estaban molestos durante las obras, ahora disfrutan de pasear en bicicleta o a pie por las orillas del Sena, que han sido peatonalizadas. La transformación del uso del espacio urbano ha beneficiado a la ciudad y a sus habitantes.
Desafortunadamente, muchas ciudades siguen invirtiendo en aparcamientos automáticos ‘seguros’, que en realidad son difíciles de acceder, generan más cemento y emisiones de carbono y, además, representan el 20 % de los robos de bicicletas declarados. Estos aparcamientos no son una barrera efectiva contra el robo y los ciclistas lo saben.
En cambio, un aparcamiento humano, con seguridad total y servicios adicionales, tiene el mismo coste a lo largo de 15 años que un aparcamiento de hormigón y acero. Además, crea empleo y proporciona una verdadera sensación de seguridad. Esto ha sido confirmado por los usuarios de los Juegos Olímpicos de 2024, con una valoración de seguridad del 97,5 %.
Wheelskeep ha demostrado que su servicio triplica los desplazamientos en bicicleta al ofrecer seguridad, comodidad y facilidad de uso.
El robo es un obstáculo importante para quienes quieren usar su bicicleta a diario. Para hacer trayectos largos con frecuencia, es esencial contar con una bicicleta de calidad, adaptada a la persona y equipada para el día a día.
Muchas empresas compran bicicletas para sus empleados o les ayudan a adquirirlas, pero a menudo olvidan el problema fundamental: el aparcamiento seguro.
Aquí es donde entra en juego Wheelskeep, que permite crear aparcamientos 100 % seguros y de suscripción flexible para las empresas, sin necesidad de grandes inversiones.
El sistema está diseñado para eliminar cualquier barrera al uso de la bicicleta. No hay necesidad de aplicaciones ni inscripciones previas, solo se requiere un número de teléfono. Si un empleado decide ir en bicicleta un día, solo tiene que llegar al aparcamiento y proporcionar su número de teléfono para acceder al servicio. Así, no hay obstáculos para que más personas opten por la bicicleta.
El caso de París demuestra que se necesita valentía política para cambiar los hábitos de movilidad, especialmente en ciudades densamente pobladas. Sin embargo, después de varios años de implementación, los ciudadanos terminan agradeciendo la decisión y disfrutan de una ciudad más tranquila y saludable.
Las ciudades que han tomado este camino han mostrado resultados positivos. Esto demuestra que la transición es posible y que permite recuperar un estilo de vida urbano más equilibrado, después de décadas de dominio absoluto del automóvil y el transporte público. Volver a caminar y a andar en bicicleta hace la ciudad más habitable y agradable.
Los argumentos en contra de la movilidad ciclista suelen ser los mismos en todas partes y se ha demostrado que son falsos con el tiempo.
Por ejemplo, los comerciantes a menudo temen que la reducción del tráfico motorizado afecte a sus ventas, cuando en realidad ocurre lo contrario. La bicicleta permite una mayor densidad de clientes en un espacio reducido, ya que 12 bicicletas pueden ocupar el mismo lugar que un solo coche. Las tiendas, restaurantes y cafés se benefician de un entorno más tranquilo y agradable para los clientes que llegan en bicicleta.
Existen muchos ejemplos que confirman esta tendencia. Es importante comunicar estos beneficios de manera clara y pragmática.
Los proyectos de transformación urbana pueden generar molestias durante las obras, por lo que es fundamental explicar bien los cambios para que sean aceptados por la población. Compartir datos clave y casos de éxito ayuda a comprender el impacto positivo de estas medidas.
Sin embargo, cambiar los hábitos establecidos no es fácil. Muchas personas rechazan cualquier modificación en su rutina y, por tanto, no están dispuestas a escuchar razones.
Por eso, es clave apoyarse en la práctica y en las nuevas generaciones, que ven estos cambios con buenos ojos. Los más jóvenes pueden ayudar a convencer a las generaciones mayores, que a menudo han olvidado el valor del ciclismo y pueden percibir la bicicleta como algo frágil o prescindible. Sin embargo, en realidad, es una herramienta extraordinaria, personal y valiosa.
Adaptar el modelo de París no solo mejora la calidad del aire y la seguridad en las calles, sino que también promueve un estilo de vida más activo y saludable. Las ciudades que sigan este camino pueden posicionarse como ejemplos de innovación urbana, con espacios más humanos y sostenibles.
El éxito de París nos recuerda que, con voluntad política y el apoyo de la sociedad, las ciudades pueden transformarse para ser más amables con el medio ambiente y con las personas que las habitan. ¿Estamos preparados para pedalear hacia el futuro?